SeaGrown y Ørsted colaboran en el Mar del Norte para impulsar la biodiversidad a través del cultivo de algas marinas

Ørsted, la empresa energética más sostenible del mundo, se ha asociado con SeaGrown, una empresa pionera en el cultivo de algas marinas, para explorar el potencial de las granjas de algas marinas e impulsar así la biodiversidad en los océanos. El objetivo de esta nueva alianza, es desarrollar un sistema de seguimiento y medición de la biodiversidad para las granjas de algas marinas en alta mar.
SeaGrown, con sede en Yorkshire, ya dispone de una granja de algas marinas en el Mar del Norte y, con las especies y la estructura adecuadas, los socios creen que las granjas de algas podrían ser una herramienta muy útil para ayudar a las especies y hábitats autóctonos.

Varias organizaciones internacionales reconocen cada vez más que las algas, también llamadas macroalgas marinas, aportan enormes beneficios al medio ambiente marino. SeaGrown y Ørsted han emprendido una misión para recabar datos sobre el potencial de las algas como solución al cambio climático oceánico, probando una serie de tecnologías de seguimiento, como el ADN electrónico, las cámaras remotas y el sonar.

Recientemente, se ha explorado el cultivo de algas como captador de carbono, con potencial para absorber cantidades significativas de CO₂, quizá incluso con más eficacia que los árboles. Sin embargo, gran parte de la utilidad de las algas como captador de carbono dependerá de cómo se utilicen una vez cultivadas. En la actualidad no existen métodos homologados internacionalmente para medir la eliminación de carbono por las algas, aunque hay un enorme potencial para que se conviertan en una parte importante de la solución a las emisiones de carbono y del papel que desempeñan nuestros océanos para mitigar los efectos del cambio climático.

El cultivo de algas también se está considerando por su contribución a la mejora de la biodiversidad en nuestros océanos: no solo eliminan carbono (reduciendo la acidez) y producen oxígeno, sino que también pueden proporcionar un sustrato para que crezcan los organismos marinos y servir de refugio para peces jóvenes.

Las algas marinas como el kelp crecen rápidamente mediante fotosíntesis, por lo que solo utilizan la luz solar y los nutrientes naturales del mar.  Y no solo crecen rápido, sino que también son muy nutritivas y crecen en la mayoría de nuestros océanos. No es de extrañar, por tanto, que el ser humano la haya recolectado en estado salvaje durante miles de años y que se haya cultivado activamente, al menos, desde el siglo XVII.

En zonas marinas tan concurridas como el Mar del Norte, muchos usuarios del mar dependen del acceso al océano para su subsistencia, y también se han designado varias zonas para la protección de especies y hábitats marinos. El cultivo de algas puede mejorar estos ecosistemas, pero debe ubicarse de forma que estén en armonía con los demás usuarios del mar. La granja piloto de algas de SeaGrown, frente a la costa de Scarborough, se ha ubicado cuidadosamente teniendo todo esto en cuenta.

Benj Sykes, Director de Medio Ambiente, Autorizaciones y Asuntos Exteriores de Ørsted en el Reino Unido, señala: «La aceleración del desarrollo de la energía eólica marina es vital en el cambio global hacia un sistema energético limpio, pero no debe producirse a expensas de la biodiversidad marina. Queremos que la energía eólica marina forme parte de la solución, no del problema, y para hacerlo bien hay que empezar siempre por comprender y medir nuestro impacto. Las granjas de algas tienen un claro potencial para contribuir a reducir los gases de efecto invernadero, además de beneficiar a la biodiversidad marina. El objetivo de esta nueva colaboración es estudiar cómo podemos medirlo y confirmarlo, añadiendo otra herramienta para ayudar a proteger y mejorar los hábitats marinos».

Wave Crookes, Director de Operaciones de SeaGrown, añade: En SeaGrown estamos encantados de trabajar con Ørsted en este importante estudio sobre biodiversidad.  A través de este proyecto con visión de futuro, tratamos de encontrar la mejor manera de que el cultivo de algas ayude a empresas con conciencia ecológica como Ørsted a minimizar su impacto y trabajar en armonía con el medio marino para generar la energía verde y renovable que todos necesitamos». 
 

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