¿Cuál es la huella de carbono de la energía eólica terrestre?


La fabricación y construcción de turbinas eólicas produce algunas emisiones. Sin embargo, estas son muy bajas en comparación con las que producen los combustibles fósiles, y con el enorme ahorro que supone el utilizar energía eólica limpia en lugar de combustibles fósiles.

Pregunta:

¿Se emite más dióxido de carbono durante el proceso de fabricación de un aerogenerador del que se ahorra mientras genera electricidad?
Respuesta:

No. Tras, aproximadamente, seis meses de funcionamiento, una turbina eólica terrestre media habrá amortizado las emisiones generadas durante su fabricación. A lo largo de su vida útil, una turbina eólica terrestre produce casi 50 veces más energía que la necesaria para fabricarla.

Las emisiones de la energía eólica


La fabricación, instalación, funcionamiento y posterior desmantelamiento de las turbinas eólicas terrestres emite dióxido de carbono. 

En otras palabras, la producción de acero y otros componentes, así como el transporte en camiones de gran tonelaje y la construcción de aerogeneradores, implican la quema de combustibles fósiles. Actualmente, estamos trabajando en alternativas neutras en carbono para el futuro, pero hoy en día estos procesos son inevitables en la construcción de aerogeneradores terrestres.

Un 99% menos de emisiones que los combustibles fósiles


La mayoría de estas emisiones sólo tienen que producirse una vez por cada aerogenerador, que estará en servicio durante al menos 25 años. En este tiempo, producirán electricidad sin emitir más dióxido de carbono, salvo las emisiones de los vehículos utilizados para el servicio y el mantenimiento.

Si se dividen las emisiones totales derivadas de un aerogenerador por la cantidad de electricidad que producirá en sus 25 años de vida útil, el resultado es de unos 5,3 g de dióxido de carbono por cada kilovatio hora (kWh) de electricidad.1

En comparación, la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles implica quemar más carbón, petróleo o gas por cada kilovatio hora de electricidad, además de las emisiones de carbono puntuales de la construcción y el desmantelamiento. En el caso del carbón, esto supone unos 865 g por kWh.

En otras palabras, pasar de la generación con carbón a la eólica puede reducir en más de un 99% el carbono emitido por la producción de energía.

Ørsted camino de la neutralidad de carbono


Aunque nuestras actividades como empresa de energías renovables implican la creación de algunas emisiones de carbono, vamos camino de la neutralidad de carbono en nuestra generación de energía para 2025. 

Esto nos convertirá en la primera gran empresa energética en alcanzar este hito y nos situará muy por delante de los objetivos de base científica para que el sector energético limite el calentamiento global a 1,5 ºC.

¿Perspectiva de energía eólica sin emisiones?


Cuando se trata de las emisiones más difíciles de eliminar, una opción es la compensación del carbono. Esto significa evitar las emisiones de carbono de otros para compensar las nuestras. 

Pero, ¿y si pudiéramos evitar emitir esos últimos 5,3 g de dióxido de carbono por cada kWh de energía eólica? Hay algunas propuestas que podrían hacerlo posible. 

Ya estamos trabajando con proveedores estratégicos para garantizar que todos los procesos eléctricos de la fabricación de aerogeneradores utilicen electricidad renovable de aquí a 2025. 

A medio plazo, también queremos asegurarnos de que se utilicen biocombustibles sostenibles en actividades como el transporte marítimo, siempre que sea posible. Asimismo, estamos explorando posibilidades como el uso de hidrógeno renovable, combustibles sintéticos basados en carbono extraído directamente de la atmósfera, o incluso buques impulsados por baterías que se cargarían utilizando electricidad renovable.

Fuentes
1) Siemens Gamesa